A 37 kilómetros de
Teruel, en plenos Montes Universales, se halla la Sierra de Albarracín y en
ella la villa que lleva su nombre. Es un pintoresco pueblo, de trazado
medieval, enclavado en una rocosa colina junto al río Guadalaviar.
Este lugar tomó el nombre del guerrero bereber Aben- Razin, ya
que antes de pasar a manos cristianas fue plaza árabe. Tras la Reconquista,
Albarracín fue un señorío independiente de Castilla y Aragón, contando con un
inmejorable conjunto defensivo. En el año 1300 pasó definitivamente a depender
de la Corona
de Aragón.
Paseando por las sinuosas calles
de este pueblo podemos ver palacetes, arcos, mansiones, pasadizos y callejones.
Destaca la muralla del siglo XIII con sus torres surcando la cima del monte.
Las casas, muchas de ellas de un característico color rojizo, parecen rozarse
en los aleros de los tejados, algunas están
sujetas con contrafuertes a las empinadas laderas. En la Plaza Mayor hay un
mirador sobre el río con unas espléndidas vistas de toda la zona.
La población posee un conjunto
arquitectónico bastante peculiar, por lo que es un importante foco de atracción
turística y uno de los sitios más visitados de la provincia de Teruel.
Como curiosidad, aquí se produce
un delicioso queso, “Sierra de
Albarracín”, que ha obtenido varios galardones, entre ellos el premio al Mejor
Queso de Aragón y el Premio Mundial al
Mejor Queso de Oveja Semicurado. Razones suficientes para probarlo y llevarnos
alguno para casa o como regalo.
Creo que este viaje no se me olvidará nunca, no sólo por la belleza de este pintoresco pueblo, si no por lo ocurrido en la carretera de camino hacia él. Inesperadamente el cielo se oscureció y se produjo una fuerte tormenta con estrepitosos truenos. La lluvia era torrencial, de repente un violento granizo nos cayó encima, la visibilidad era nula y el sonido atronador, los coches circulaban tan despacio que parecía que estábamos parados en medio de la nada. Después de un rato que se nos hizo eterno, se despejaron las nubes y parecía que todo se calmaba, pero entonces comenzó a soplar con mucha fuerza el viento y empezó a formarse un tornado. No nos lo podíamos creer, a pesar del susto pude coger la cámara y tomar alguna fotografía, no duró mucho, pero nos quedamos totalmente impactados al verlo. Fueron unos momentos en los que te quedas como petrificado, sin palabras, impresionados por la furia que algunas veces tiene la naturaleza.
Inma
Como siempre, Inma, con pocas palabras y unas cuantas fotos bien escogidas nos haces viajar a tu lado desde nuestro sillón.... Gracias!
ResponderEliminarNacho
Precioso artículo sobre este pintoresco pueblo turolense. Debe ser una delicia recorrer el entramado de sus calles casi como si te encontraras en la Edad Media. Las fotos son muy bonitas. Vaya susto con la tormenta y el tornado. Me alegra que no ocurriera nada y pudierais disfrutar de Albarracín con tranquilidad.
ResponderEliminarUnas fotos maravillosas, con esta entrada me has convencido: ya tienes un nuevo seguidor. Saludos
ResponderEliminarAlbarracín es unos de los pueblos mas bonitos y pintoresco que hay en España . Pasear por sus calles es una maravilla , eso si con buen tiempo por que vaya susto Inma.
ResponderEliminarLas fotos son preciosas.
Una gran asignatura pendiente este pueblo turolense, eso si intentaremos evitar tornados y tormentas varias. Vaya susto, me imagino. Las imágenes muy buenas. Me encantan las casas tan altas y con los aleros que casi se tocan. Es de esos sitios que cuando lo conozca, tengo la certeza que me encantará. Teruel existe y este es un gran ejemplo. Un artículo con sorpresa, buen trabajo. A por cierto el queso fijo que lo probaré.
ResponderEliminarAlbarracín es un destino encantador, uno de mis pueblos preferidos para fotografiar. Me gusta perderme por sus estrechas y empinadas calles que nos invitan a disfrutar de rincones muy pintorescos o subir por sus vertiginosas murallas para disfrutar de este lugar increíblemente hermoso.
ResponderEliminarQue susto lo del tornado, no me extraña que este viaje no se te olvidará nunca.