El Parador de Zamora es uno de los monumentos más elegantes de esta ciudad. Su ubicación, en la misma Plaza de Viriato y muy cerca de
El Parador está instalado en el
antiguo palacio renacentista de los Condes de Alba de Aliste, un edificio del
siglo XV. Su interior es sobrio, con suelos y vigas de madera, y decorado con
armaduras y tapices.
Sus salones sirvieron de estancia
a los Reyes Católicos y a Felipe III. Tiene un patio renacentista, con escudos de armas y
medallones, que es impresionante. Por su escalera, bellamente tallada, se
accede al piso superior del claustro donde están las habitaciones. Desde aquí
está comunicado con un nuevo edificio con más habitaciones, muchas de ellas con
vistas a su piscina, al río y a la iglesia de San Cipriano.
La piscina es bastante grande,
con servicio de socorrista, y me llamó la atención lo limpia y bien cuidada que
estaba. Como en todos los paradores hay hamacas, sombrillas y toallas a
disposición de los clientes. Junto a la piscina hay una terraza muy amplia y cómoda,
donde se puede tomar algo entre baño y baño, si el tiempo lo permite. El
personal, tanto en recepción como en la cafetería y restaurante, es muy amable,
lo que siempre ayuda a encontrarse aún mejor. Tuvimos un trato impecable
durante nuestra estancia, en la que aproveché para subir y bajar varias veces
por su preciosa y monumental escalera, una parte del Parador que me encantó.
Zamora o “la ciudad del
románico”, como también se la conoce, tiene una gran riqueza monumental.
Sus murallas fueron construidas
por Alfonso III. En ellas está el Portillo de La Traición , por donde el Cid
persiguió al traidor Bellido Dolfos, después de que éste asesinara a Sancho II
de Castilla cuando trataba de arrebatar Zamora a su hermana, Doña Urraca. Dentro
de la muralla se halla el castillo sobre
una elevación del terreno. Recientemente ha sido recuperado tras largas obras,
en la actualidad se puede visitar, habiéndose instalado en su interior un museo
de escultura con las obras del artista zamorano, Baltasar Lobo. El gran espacio lo completa el Parque del
Castillo donde, bordeando un gran foso, se puede llegar a varios miradores.
A su catedral se la llama “la
perla del Duero”, es del siglo XII y
tiene un cimborrio de estilo románico bizantino con una característica
decoración exterior en escamas. Dentro de ella, la sillería del coro es de
madera de nogal con interesantes relieves, los púlpitos y las rejas son de
estilo gótico.
Hay varias capillas en sus naves,
como la capilla de San Ildefonso en la nave central; las capillas de San
Miguel, San Nicolás, San Pablo y Santa Inés en la nave norte; y en la nave sur
la capilla de San Bernardo y la de San Juan. Todas tienen retablos, esculturas,
rejas y pinturas murales de un gran valor histórico y artístico
El claustro original se perdió
durante un incendio y se proyectó de nuevo en 1952. El museo Catedralicio
guarda una valiosa colección de tapicería flamenca del siglo XV, llamada
Tapices Negros.
Entre la infinidad de iglesias románicas de la ciudad, destacan la iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, y la de San Isidoro. La iglesia de Santa María Magdalena tiene una bellísima portada decorada con trabajados arcos y capiteles, y es conocida por el impresionante sepulcro que guarda. No se sabe con seguridad a quien pertenece, pero se cree que, bajo el baldaquino de piedra, podrían encontrarse los restos de la reina Urraca, esposa de Fernando II
Pero no todo es románico en
Zamora, me sorprendieron sus muchos edificios modernistas, de hecho, esta ciudad
forma parte de la Ruta Europea del Modernismo,
junto a ciudades como Barcelona, París, Bruselas o Budapest. Este estilo de arquitectura se caracteriza por
una estética muy definida, líneas curvas
y formas redondeadas, con decoración minuciosa y detallista inspirada en la
naturaleza.
Paseando por las calles de esta
ciudad podremos ver el Casino y muchas
casas con este estilo, la mayoría diseñadas por el arquitecto catalán Francisco
Ferriol. En total hay 19 edificios pertenecientes a esta corriente artística.
Este es un aspecto menos conocido de Zamora que, sin duda, completa su variado,
interesante y gran patrimonio.
Inma
Inma
El parador es una maravilla su edificio en sí es digno de admirar, todo una joya ,al igual que su ubicación en pleno centro del casco histórico.
ResponderEliminarLa piscina y la terraza pudimos disfrutar de ello igual que su gastronomía su vino todo una delicia .
Aunque he estado varias veces no me importaría repetir.
Inma las fotos son preciosas.
Es imperdonable que gustándome el arte románico como me gusta no conozca aún Zamora. Han sido varias las personas que me han hablado de los encantos de esta ciudad pero con este magnífico artículo y las fotos que los acompañan no pasará demasiado tiempo sin que visite Zamora y su parador. Un gran trabajo, Inma, te felicito.
ResponderEliminarZamora es una ciudad muy agradable para pasear. Llena de iglesias románicas, conventos y palacios, entre ellos el de los Condes de Alba y Aliste, hoy Parador de turismo. En definitiva, un lugar perfecto para olvidar la vida cotidiana por un tiempo.
ResponderEliminarRománica y modernista. Gran combinación la que nos muestras en este magnífico artículo. Me encantan ambas corrientes artísticas, la primera por mis raíces palentinas, otra de la cunas del románico, y la segunda me atrajo cuando conocí Barcelona, aunque ya en Comillas, Cantabria, empecé a conocerlo ya de canijo. En definitiva dos artes que se mezclan en esta ciudad, que muy a mi pesar no conozco. Espero remediarlo en el 2014 y por supuesto pernoctaré y disfrutaré de su precioso y acogedor que tan bien nos has mostrado. Nivelazo de artículo.
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