A 40 kilómetros de Lugo
se halla el monasterio benedictino de San Julián, cuya historia se remonta al
siglo VI. Aquí se fundó un cenobio en lo que era una zona apartada, rodeado de
bosques de difícil acceso. A lo largo del tiempo este cenobio dio lugar a la
villa de Samos, creándose una población alrededor del monasterio.
El impresionante e inmenso
edificio tiene diferentes estilos, románico, gótico, renacentista y barroco,
pero guarda una gran armonía en todas sus partes. La cúpula y la bóveda de la iglesia son del siglo XVIII; el interior del templo es austero, de gran
sobriedad, con varias esculturas y retablos, destacando el del altar mayor.
Dentro del recinto hay dos claustros, el
del Padre Feijoo y el de las Nereidas.
El claustro del padre Feijoo es
de grandes dimensiones y en su arquitectura se nota el paso del Renacimiento al
Barroco. Tiene un amplio jardín y en el centro una estatua del Padre Benito
Jerónimo Feijoo que, como otros monjes que pasaron por aquí, ostentaba una
cátedra de Filosofía y Teología. Fue una
persona ilustre y reconocida por sus escritos, ensayos y estudios.
De este claustro se pasa al otro,
el claustro de las Nereidas, llamado así por su fuente central, éste es más
pequeño que el anterior y de estilo gótico. En uno de sus ángulos quedan los
restos de una bella puerta románica perteneciente a la antigua construcción del
monasterio. Aquí esta el acceso a tres
dependencias, el refectorio, la cocina y la biblioteca. Ésta contaba con gran
cantidad de obras, pero en 1835 fue expoliada durante el gobierno de Mendizábal,
y los monjes tuvieron que abandonar el edificio y las tierras. Posteriormente
cuando un pequeño grupo pudo volver, todo el conjunto presentaba un gran
deterioro que, poco a poco, fueron solucionando. Volvieron a reponer ejemplares
en su biblioteca, pero esta vez un incendio, en 1951, devastó de nuevo gran
parte del monasterio, incluida su preciada y valiosa colección de libros. Ahora
apenas quedan volúmenes antiguos salvo algún cantoral, varios manuscritos y
un pergamino del Rey Fernando III.
Después del trágico incendio se
comenzaron otra vez las obras de restauración con la ayuda estatal y las
aportaciones de particulares. En 1960 se volvió a inaugurar. Las plantas superiores
de los claustros se decoraron con
pinturas murales de artistas contemporáneos, muchos de ellos gallegos, evocando
pasajes de la vida monacal.
En la actualidad la comunidad que
aquí vive se sigue rigiendo por el lema Ora et Labora, dedicando su vida a la
oración y al trabajo, cultivan el campo, leen y estudian, redactan y traducen
libros, y también cuentan con un espacioso estudio de restauración de obras de
arte. Tienen además una hospedería, regentada por los monjes, ofreciendo un
alojamiento en el que se comparte con ellos oración y silencio. Además hay un albergue para acoger a los peregrinos del
Camino de Santiago, que desde hace siglos se benefician de la hospitalidad de
esta abadía. Costumbre que siguen manteniendo desde el siglo XVIII cuando ya se les proporcionaba alojamiento, comida
y medicinas de su bien surtida botica.
Durante todo el año, sobre todo
en verano, es un punto importante de la peregrinación jacobea, parada obligada
en el Camino de Santiago.
El monasterio y la villa se
asientan en un estrecho y escondido valle. El río Sarria cruza sus verdes
prados y en sus orillas se levantan edificaciones de piedra y pizarra, sin duda
un lugar para parar y conocer en nuestra ruta por la sorprendente provincia de
Lugo.
Inma
... una documentación completa y muy interesante, elegantemente presentado con preciosas fotos y videos.
ResponderEliminarMi más cordial felicitación ¡¡¡
Eloy Rodríguez
Gran articulo Inma, muy bien estructurado y con buenas fotos. Galicia no para de sorprenderme, una y otra vez. Me ha encantado la historia de este monasterio, ha sufrido muchas vicisitudes, pero ha llegado hasta nuestros días para que todos lo podamos disfrutar. Los monjes y el clero en general saben elegir los lugares adecuados para construir los monasterios, abadías o iglesias.
ResponderEliminarSin duda es un lugar poco conocido y recóndito que me gustaría visitar. Me han sorprendido las pinturas del interior de la ermita, muy bien conservadas. Para mí Galicia y en concreto la provincia de Lugo me son aún grandes desconocidas pero gracias a tus artículos y fotos estoy empezando a descubrirlas y a apreciarlas. Gracias por tu aportación y dedicación.
ResponderEliminarEs una verdadera joya arquitectónica de Galicia, que me encataría visitarla la próxima vez que vaya a esta magnífica tierra que tanto nos gusta.
ResponderEliminarMe ha sorprendido su enorme tamaño y el lugar tan recóndito en el que se encuentra. Me encantan estos sitios, parece uno de esos lugares tan encantadores con los que cuenta Galicia. Por tus fotos y por todo lo que cuentas debe de ser precioso.
ResponderEliminarGalicia es una tierra sorprendente con mucho misterio. Resulta muy interesante lo que nos muestras en un lugar tan bello rodeado de una naturaleza espectacular. Otro precioso rincón digno de ser visitado. Nos lo apuntamos, Inma.
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