martes, 23 de enero de 2018

Real Colegio de Doncellas Nobles



   Recientemente se ha añadido a la "Pulsera Turística" de Toledo la visita de otro edificio histórico, aumentando aún más el rico legado cultural de la Ciudad Imperial.

   El Colegio de Doncellas Nobles se fundó en 1551 por el Cardenal y Arzobispo de Toledo Juan Martínez Silíceo. Juan procedía de una familia de Badajoz de origen humilde, durante su infancia fue pastor; poseía grandes inquietudes por lo que en su adolescencia se marchó a estudiar a París.


   Estaba considerado como un destacado intelectual y llegó a ser catedrático en Salamanca. Cuando Carlos V buscó un preceptor para su hijo, el príncipe Felipe, depositó su confianza en Síliceo, un ya reconocido teólogo, filosofo y matemático, que además dominaba varios idiomas.




   El pabellón antes de convertirse en colegio era el Palacio del Conde de Mélito, y en él se alojaron durante unos meses Carlos V y su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal.

   Este colegio se creó para la educación de jóvenes de origen noble pero con pocos recursos. Aquí vivían hasta su matrimonio. Al casarse se les daba una dote de cien mil maravedíes, cantidad que no recibían si dejaban el colegio para profesar como monjas, ya que el objetivo era formarlas para crear una familia y para que fueran intachables madres cristianas.

   Las niñas ingresaban en el centro entre los 7 y 10 años. Poco a poco fue aumentado el número de estudiantes, llegando a contar hasta con 100 alumnas.




   Este nuevo espacio cultural recuperado se ha reconstruido dos veces y ha sido rehabilitado en 1995. En el interior de la iglesia destaca, en el centro, el sepulcro del Cardenal fundador. A su muerte fue enterrado en una sencilla caja de madera cubierta por un paño y mitra negros. Mas tarde se realizó el mausoleo de mármol blanco. En cada una de las esquinas están representadas las cuatro virtudes cardinales: fortaleza, justicia, prudencia y templanza.




   En la planta baja del templo está el coro de capellanes y en el nivel superior, detrás de una reja, el coro de colegialas.



   Después se pasa al patio de estilo neoclásico, rodeado de columnas de granito y arcos, obra de Ventura Rodríguez.

   También se visita la Sala Rectoral, donde se celebraban los actos solemnes. En ella hay un retrato de Silíceo, dos tapices barrocos flamencos y está decorada con espejos y terciopelo rojo.



   En el exterior hay un pasaje elevado que comunica el antiguo edificio con uno nuevo. El curioso pasadizo es de hierro fundido y es uno de los símbolos del colegio. Después de ampliarlo con más aulas y dormitorios, en la actualidad se utiliza como residencia universitaria femenina.





                                                                                                                                                      Inma

3 comentarios :

  1. El Colegio de Doncellas Nobles es un lugar lleno de encanto y poco conocido de Toledo. Se encuentra escondido en las calles del centro histórico de la ciudad y sin ser un lugar de una arquitectura espectacular su interior resulta bastante interesante.

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  2. Toledo es una ciudad perfecta para quien le guste la historia y muy agradable para pasear por sus calles estrechas descubriendo sus pequeños recovecos. Me encanta y siempre sorprende al visitante con joyas arquitectónicas como esta.

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  3. Siempre he considerado un acierto recuperar estos edificios antiguos para museo o exposiciones. La verdad es que no lo conozco pero merece la pena recorrer su interior. El sepulcro del Cardenal Silíceo me recuerda al que se conserva en Alcalá de Henares del Cardenal Cisneros, que descansa ahora en la Catedral Magistral.

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