Gaudí y el Templo de La Sagrada Familia - Barcelona

   Barcelona reúne la mayor colección de edificios de estilo modernista de toda Europa. El más espectacular es el Templo Expiatorio de La Sagrada Familia, diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí. Es uno de los monumentos más visitados en España y se ha convertido en el emblema de esta ciudad. Su construcción empezó en 1882, un año después, Gaudí se hizo cargo de la obra y pasó a ser su proyecto personal.

   Antonio Gaudí i Cornet (1852-1926) nació en Reus (Tarragona) y es el mayor representante del modernismo catalán. Este arquitecto español, en constante proceso de creación, fue capaz de obtener unos brillantísimos resultados. Se caracteriza por la originalidad en las formas y colores. Circunferencias, parábolas, conos y elipses componen las curvas que se encuentran en todas sus obras. Su meticulosa observación de la naturaleza se aprecia en los innumerables símbolos y detalles de los edificios. Su notable conocimiento en las técnicas artesanales y su enorme imaginación le ayudaron a llegar a ser un arquitecto singular, único. Toda su vida la dedicó exclusivamente a la arquitectura en su sentido más amplio.

   La Sagrada Familia se caracteriza por su complejidad. Es una obra grandiosa, concebida con el mismo espíritu que las iglesias medievales y partiendo de los conceptos básicos de las construcciones góticas. Gaudí trabajó en este templo durante más de 40 años, dejando tras su fallecimiento numerosos estudios y planos para completar su ejecución.

   Las altas agujas de las fachadas representan a los apóstoles y algunas están cubiertas con mosaicos. Podemos ver la característica cruz de cuatro brazos inspirada en el ciprés, el árbol de la vida, utilizada por Gaudí en varias de sus creaciones. Él mismo realizaba modelos a gran escala de espigas y capullos que después esculpía en piedra, usándolos como decoración. En la Fachada del Nacimiento hay abundante simbología del Libro del Apocalipsis, entre ellos unos ángeles con trompetas que parecen estar suspendidos en el aire.

 
   En el  interior de la iglesia el altar se asienta sobre la cripta. Entre las bóvedas de las naves y los capiteles de las columnas se crean espacios vacíos por los que se filtra una luz llena de matices. Por todas partes los símbolos arquitectónicos y escultóricos se mezclan, frisos de hojas de acacia, estrellas, pináculos, cruces griegas y ventanas de tipo gótico, cualquier detalle tiene un significado concreto y está meticulosamente pensado. Por el  gran número de columnas da la impresión de que te encuentras dentro de un bosque.

 

   Conviene obtener las entradas con anterioridad ya que se forman larguísimas colas de espera para acceder, también recomiendo utilizar una audioguía durante el recorrido para disfrutar de todos los detalles que se comentan a través de las explicaciones. Puede parecer algo elevado el precio de la visita, pero si pensamos que con estas aportaciones, además de otras muchas, se ayuda a financiar el proyecto para que dentro de unos años se pueda disfrutar de todo el conjunto finalizado, se paga con gusto, porque si ahora ya es impresionante, cuando esté acabado lo será aún más.

                                                                                                                                                           Inma