El Gaviero, la playa del Silencio

Asturias es un destino encantador en el que da gusto perderse en cualquier época del año. Pequeños pueblos salpican la costa y el interior, con una gastronomía excelente, inmensos prados verdes y un clima tan especial sobre todo en verano que a mi particularmente me encanta. ¡Un verdadero paraíso terrenal!

Recuerdo cómo recorriendo estas tierras, llegó a mis manos un folleto de una Oficina de Turismo en el que vi anunciado una de las playas más hermosas de esta costa asturiana y paraíso para los fotógrafos amantes de paisajes. La playa del Silencio, sólo el nombre ya me sedujo, continúo leyendo y encuentro una frase que me quedó grabada: ¨Sólo donde hay silencio hay música¨ y en mi viaje por tierras asturianas no podía dejar de visitar este lugar.

Se encuentra en la localidad de Castañeras a unos 12 kilómetros de Cudillero. Se puede llegar en coche hasta las cercanías de la playa. Tras entrar en Castañeras no tiene pérdida, verás indicaciones y a poco más de un kilómetro del pueblo por una carretera estrecha de un solo sentido encontrarás el acceso, está señalizado. Deja el coche en la cuneta y por un sendero baja caminando hacia la playa, con un tramo final de empinadas escaleras. El acceso no es demasiado difícil aunque tampoco entraña la comodidad de otras playas más accesibles, eso hace que no esté masificada y conserve todo su encanto.

Antes de bajar desde lo más alto ya puedes observar esta maravilla de la naturaleza. ¡Todo un espectáculo visual! Tiene forma de concha, una playa silenciosa y a la vez salvaje, intacta a la presión turística.

Los lugareños la conocen como “el Gaviero del Silencio”. Quizás por las gaviotas que anidan en los acantilados. El día que la visite tan solo encontré algún buceador y unas pocas parejas tomando el sol. No es una playa para bañarse si uno no quiere, es para ver y escuchar, donde pasar un día lejos de las prisas y los problemas. El sitio ideal para aquellas personas que viven de manera estresante.

Es una playa estupenda en todos los sentidos, naturaleza en su estado más puro. No hay socorristas, ni tampoco chiringuitos, muy poca gente y por no haber no hay ni arena, es una playa de piedras y cantos rodados. Tan solo encontrarás un paisaje que se refugia del ruido y nos aleja por un instante de lo cotidiano.

Cerca de la orilla sentado en una roca, vuelvo a recordar la frase ¨Sólo donde hay silencio hay música¨ y ahora lo entiendo, la única música que aquí se escucha es el viento y el arrullo de las olas del mar. ¡La Playa del Silencio, es sencillamente impresionante!

Una excursión recomendable para los amantes del paisaje, del mar y sobre todo del silencio.

                                                                                                                                                           Rafa