En un pequeño valle a los pies
del Moncayo se levantó en 1145 el Monasterio de Veruela, la primera fundación
cisterciense de Aragón.
Todo el monasterio se encuentra
amurallado y perteneció a la Orden del Císter durante casi seis siglos.
La iglesia, la muralla, el
claustro y la biblioteca fueron renovados en la época durante la cual Hernando
de Aragón, nieto de Fernando El Católico, fue abad del convento.
Quedó abandonado con la Desamortización
de Mendizábal y a punto estuvo de ser subastado públicamente. Finalmente la
Diputación de Aragón se encargó de su rehabilitación.
Tras cruzar el torreón medieval,
se inicia la visita caminando por sus jardines y pasando junto a la portería, el
Palacio Abacial y la cilla, el antiguo almacén de grano.
El interior de la iglesia tiene
grandes dimensiones, cuenta con tres naves, llamando la atención las
inscripciones conmemorativas en letras negras sobre fondo blanco.
Durante el recorrido también podremos
ver la Sala Capitular, el refectorio, la cilla, el scriptorium y otras dependencias
auxiliares. Así como los diferentes estilos de la abadía, románico, gótico,
renacentista y barroco.
El bellísimo claustro tiene dos
pisos y una magnífica colección de gárgolas forma parte de él, desde aquí se
accede a la cocina, al comedor y a la
sala de los monjes; subiendo una
escalera se llega a los dormitorios.
En el segundo piso hay una
galería renacentista con columnas toscanas y está decorado con cabezas de
personajes de la época.
La Sala Capitular del siglo XIII
es espléndida, aquí era donde se reunían los monjes y donde eran enterrados los
abades.
En la cilla del monasterio se ha
instalado el Espacio Bécquer-Veruela, una exposición compuesta por imágenes y
textos de los hermanos Bécquer que pasaron temporadas en la hospedería del
monasterio. Gustavo Adolfo escribió aquí "Cartas desde mi celda", y Valeriano
hizo dibujos y acuarelas del cenobio y
sus alrededores.
Existe el proyecto de apertura de
un nuevo Parador en una de las zonas del recinto de Veruela. Después de sufrir
varias interrupciones, la finalización de las obras parece estar cerca.
Esperemos que se acabe de acondicionar y pueda ser inaugurado para así poder
disfrutar de este maravilloso enclave al que Gustavo Adolfo Bécquer definió
como "El Escorial de Aragón".
Inma
Magnífico monasterio cisterciense que no conozco. El complejo es monumental, con esa mezcla de románico y gótico además de esos añadidos renacentistas y barrocos. Por supuesto que merece una visita para merodear un poco por dentro y hacerte a la idea de la vida de un monje que por la arquitectura del edificio tuvo que ser muy relajante y gratificante.
ResponderEliminarImponente monasterio, Inma. Es un lugar desconocido para mi pero de una gran belleza. Sería magnífico que pudieran finalizar las obras para albergar aquí el parador así podría visitar el edificio y al mismo tiempo alojarme en él, que es una de las cosas que más nos gustan a Unos Amigos de Paradores.
ResponderEliminarSiempre me ha llamado mucho la atención los monasterios y los secretos que guardan entre sus muros y este me ha parecido una maravilla. Espero que se estrene pronto el parador para poder disfrutar de este lugar de una manera diferente.
ResponderEliminarImponente monasterio, con una importante mezcla de estilos, me ha encantado. Esperemos que se convierta más pronto que tarde en un nuevo parador y nos podamos alojar en él y disfrutarlo de otra manera. Buen trabajo Inma.
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