miércoles, 4 de enero de 2012

Un rayo de luna sobre el Parador Antonio Machado



Cantares en el puente de los Santos, pasado por agua, en la ciudad de los Poetas


Las predicciones meteorológicas no eran buenas, se anunciaba lluvias por todo el país durante ese puente, pero yo me resistía a anular la reserva, hacía mucho tiempo que la tenía, justamente desde febrero de ese año, ocho meses antes, soy una persona que no le gusta dejar nada a la improvisación y por eso reservo con tanto tiempo. Elegí el puente de Los Santos, porque por esas fechas es cuando transcurre la Leyenda de Bécquer "El Monte de las Ánimas" y Soria debería de estar preciosa con los álamos con sus hojas de color amarillo alrededor del Duero, con los colores del otoño, un paisaje totalmente romántico, como nos gusta a mi hija y a mí.

- Pues el hombre del tiempo dice que va a llover y mucho - Decía José Luis, mi marido.
- Bah, si siempre se equivocan, lo he visto en internet y no va a llover, solo habrá unas pocas nubes - le mentí como una bellaca.
- De todas formas míralo antes del jueves para si no, anular la reserva. Me insistía.

El jueves llegó y a mí se me olvidó mirar en internet, oh, que pena. El viernes ya era demasiado tarde para anular sin cargo alguno, así es que el sábado muy de mañana nos levantamos para salir hacia Soria y llovía, como llovía. Metimos el equipaje en el coche y partimos hacia Soria. No paraba de llover:

- Desde luego Mari, mira que te lo dije, decía mi marido.
- Conduce y calla que lo vamos a pasar muy bien, decíamos mi hija y yo.
- Ya podéis, ya, dos contra uno.

Para animar la situación, Laura y yo nos pusimos a cantar:

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

- Desde luego como sigáis cantando así, no parará de llover.

Por fin llegamos a Soria, y oh sorpresa, en la recepción del Parador Antonio Machado había "overbooking"; vaya parece que el Parador está lleno, a la gente no le asusta la lluvia, no como a otros y no quiero señalar.

Mientras nos llegaba el turno mi hija y yo seguíamos cantando:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Por fin nos dieron la habitación, dejamos las maletas y rápidamente nos fuimos a descubrir Soria, ciudad preciosa, romántica, con la lluvia más romántica si cabe, la concatedral de San Pedro, San Juan de Duero, San Saturio, su Plaza Mayor, la Calle Collado, el Instituto Antonio Machado, tantas cosas hermosas; lo bien que se come en Casa Augusto y en el Mesón Castellano, y el tapeo en la Plaza de San Clemente, conocida como El Tubo.

Eso sí, no dejó de llover, tan solo el último día, mejor dicho la última noche, las nubes se abrieron y del cielo surgió, como en otra leyenda de Becquer, un Rayo de Luna, que iluminó el Parador y los preciosos jardines que lo rodean.

Con la magia del momento Laura y yo seguimos cantando:

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse, le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Y llegó la hora de partir y decir adiós, o quizá hasta pronto, a Soria, la ciudad de los Poetas.

Escrito Por María


6 comentarios :

  1. María, que agradable leer tu artículo en el que mezclas este precioso poema de Antonio Machado con tu forma de contar las cosas, con ese buen humor y gracia que te caracteriza.
    Me gustó el Parador de Soria con sus estupendas vistas sobre el Duero. La ciudad y alrededores tienen mucho para visitar.
    Cuando yo estuve no llovía, pero sí nevaba, con un frío terrible, pero estaba todo muy bonito.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Leer tus vivencias y viajes es un placer. Pobre Jose Luis, con las dos rn contra, que duro, jeje. Hasta con mal tiempo se disfruta de paradores. Un abrazo. La musica amansa a las fieras.

    ResponderEliminar
  3. Una delicia de artículo que destila un humor muy fino. Como le entiendo a mi tocayo Jose Luis, pero yo creo que él sabía de sobra que iba a llover a mares y no le importaba, solo lo hacía por aparentar, jeje.

    ResponderEliminar
  4. Que bueno María ,como me ha gustado leer esta graciosa aventura acompañada por este hermoso poema . Soria es una ciudad tranquila y reposada que me gusto mucho , tiene el encanto de las ciudades pequeñas llena de maravillosos rincones , aunque este lloviendo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Te imagino Maria cantando bajo la lluvia , me ha resultado este artículo muy divertido, lo que tienen que aguantar nuestros maridos por nosotras .
    Soria es una ciudad que me sorprendió bastante, igual que el parador sin ser un edificio histórico me cautivó las vistas que tienen sobre el Duero y ese paseo tan bonito hasta San Saturio.
    Un beso Maria

    ResponderEliminar
  6. Que bonito Maria!!
    me ha gustado muchísimo como nos has relatado ese viaje a Soria tierra de poetas,y encima con banda sonora y todo de fondo,
    gracias por compartir esa vivencia
    un abrazo!

    ResponderEliminar

"